Cuentos de fantasmas
Hay momentos en que no se sabe que decir, y no porque ningún nerviosismo entre abruptamente a tomarnos por el cuello, es sólo que los comentarios sobran. Pasan las palabras como en desfile y usualmente una se limita a pasar saliva y quedarse con un signo de interrogación en la cabeza... Mmmmh, me explico pues: Hoy día, después de levantarme casi con grúa de la cama, hize lo que cualquiera -además de hacer pis- esto es desayunar con cafecito en mano con mi querido "Sastre", y reírnos un poco de cualquier taradez que se nos olvidó contarnos el día de ayer, porque para variar me encanta la noche y su quietud, así que con mis genes muy vampirizados me quedé de nuevo leyendo hasta tarde. Hecho aquello, viene el ritual cotidano de limpieza, que por aquí, que por allá...uyyy, que cosa; por delante, por detrás... Polish le llaman los gringos. Pasado el lavado, viene el secado y encerado, que usualmente ritualizo hasta el cansancio porque me gusta verme -mientras se pueda- encuerada