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Mostrando las entradas de mayo, 2006

Cuentos de fantasmas

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Hay momentos en que no se sabe que decir, y no porque ningún nerviosismo entre abruptamente a tomarnos por el cuello, es sólo que los comentarios sobran. Pasan las palabras como en desfile y usualmente una se limita a pasar saliva y quedarse con un signo de interrogación en la cabeza... Mmmmh, me explico pues: Hoy día, después de levantarme casi con grúa de la cama, hize lo que cualquiera -además de hacer pis- esto es desayunar con cafecito en mano con mi querido "Sastre", y reírnos un poco de cualquier taradez que se nos olvidó contarnos el día de ayer, porque para variar me encanta la noche y su quietud, así que con mis genes muy vampirizados me quedé de nuevo leyendo hasta tarde. Hecho aquello, viene el ritual cotidano de limpieza, que por aquí, que por allá...uyyy, que cosa; por delante, por detrás... Polish le llaman los gringos. Pasado el lavado, viene el secado y encerado, que usualmente ritualizo hasta el cansancio porque me gusta verme -mientras se pueda- encuerada

Algunas razones para no decir "Hores" en lugar de "Horse"

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Vaya pues hoy he vivido un gran papelón. Resulta que hace algún tiempo conocí a "Sikke", que ahora es mi amigo y buen escucha en esos momentos de confidencia coloquial ultra-light. "Sikke" es sueco y vive en Estocolmo, es de esos tipos grandotes y bonachones, aunque él se aferre en presentarse como lo contrario. Sí, también es rubio y jugador de Hockey. Algunas veces coincidimos por este medio de "acompañamiento virtual", cuando estamos en nuestras más febriles actividades. Nunca tuve en claro qué es lo que puede detonar las más insospechadas intimidades, hasta claro está, el día de hoy. La ventanita del messenger comienza a parpadear. Ya sé sabe, los holas , y los quetalteva se diparan como cuetes en carnaval. Cabe aclarar que "Sikke" no habla español, y yo con el sueco estoy de lo más alienada, por lo que hacemos uso del puentecillo ese que es el inglés. "Sikke" tiene un caballo, y nuestras platicas a menudo son sobre los equinos (e

Los pies que marchan.

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Inevitable es reflexionar acerca del descontento global que burbujea por el mundo. Marchas interminables que solucionan maldita la cosa pero que existen, como un recordatorio tenaz de que las cosas no andan nada bien: Somos muchos y hay tan poco... Pero hay una marcha, que ha mantenido mi interés, más allá de los camboyanos pidiendo mejores condiciones de trabajo, de los médicos alemanes pidiendo mucho más dinero por sus gélidos servicios, de los otros alemanes exigiendo arios puros y su contraparte connacional mandándolos a la boca del infierno. Esto, lo atribuyo quizá al lazo histórico que todos, inalterablemente, compartimos: La marcha de inmigrantes en los Estados Unidos. Este movimiento que en su mayoría fue de mexicanos y latinoamericanos (seguidos por polacos, rusos, chinos, coreanos, irlandeses) me lleva de la mano a lo que Mao solía decir acerca de los chinos y su obediente adiestramiento: "...Si todos los chinos dieran una patada al unísono, el otro lado del mundo tembl