Spy vs. Spy
El próximo sábado se nos casa La Taradot. Aunque suene como línea de clásica abuela, me puse a recordar muchas pequeñas –y otras grandes- cosas que nos hiceron cercanas, pero una primordial fue el siempre reírnos juntas. Es curioso pero en estas latitudes tedescas, siempre me queda la sensación, ya retomando el tema de la senectud (ja ja ja), de estar viviendo en casa de mis abuelos... Todo está prohíbido, cualquier susurro es un ruido atroz, y etcétera. Es más, ya poniéndome en un plan de lo más xenofobo, ver a una persona de setenta y tantos en Italia no es lo mismo que en Alemania: ¡Puras caras compungidas! ¿Captan? En fin, las chavas de mi “ranking” están preocupadísimas de que les sucederá a los cincuenta... osea, que premeditación ¿no? Es algo así como una preocupación crónica de la vida misma (pero ¿qué cuernos hacemos ahora? no vivimos), pareciera están criogenizadas esperando los cincuentas, para preocuparse por ¡los ochentas! Bueno, el caso es que (póngase fondo musical de