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Mostrando las entradas de marzo, 2007

Barriga's Inc.

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Siempre he pensado que los grupos grandes –especialmente de desconocidos- y además de mujeres, son la cosa que con más recelo suelo aceptar a pertenecer. Pero no nos confundamos, que nada tiene que ver con mis ánimos festivos ya que me gustan las fiestas, inútil es esconderlo, sino con todas aquellas situaciones que desde luego, despiertan en mi interior un aire de incomodidad. Los grupos grandes son por lo general, congregaciones de personas en algún lugar previamente estandarizado, donde una va para decir mucho a muchos, sin que estos normalmente escuchen. A su vez, yo suelo escuchar poco, es decir relativamente con atención, a las personas que conozco en un grupo extenso de egos y vanidades declaradas. Es algo así como un ritual social que todos terminamos por jugar, sin cavilaciones internistas al respecto, en lo que nos perdemos por las veredas de las “ small talk ”. La famosa “ Small Talk” nos permite interactuar en el medio de ese particular momentum , sin ser suceptibles a eti

Celebrando el no día de la mujer... en términos de Lewis Carroll.

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Cuando llega esta fecha, la reacción mediática no se hace esperar. Todo lo que leemos o escuchamos tiende a las cifras, a las loas de un reducido grupo de mujeres y a la cantaleta pesudoconcienzuda de las diferencias que todavía se manifiestan claramente en relación a la mujer y todos sus ámbitos de injerencia. El leer todo aquello no termina por enfermarme: Como si pensarlo una vez al año fuera algo más que un paliativo. Tengo opiniones muy encontradas al respecto. Por ejemplo, a veces pienso que todo este síndrome claudicatorio que sobrellevan algunas mujeres, obedece a su temprana programación: Las niñas no deben ser aguerridas, independientes y curiosas, sino “femeninas” (aún no comprendo este tipo de feminidad), lánguidas y deseosas de encontrar a un guía que les muestre la senda de la vida (¿?). Es así que a veces, el rol de algunas mujeres se reduce sólo a aceptar y a quedarse satisfechas con su estaticidad y su nula inercia. La frase tener vida propia es como las monedas al fin