Los espectros de antaño.



Hay días en que no se está preparada para nada. Por ejemplo, estaba de lo más tranquila - no por que ahora no lo esté-, revisando todas esas prosáicas cuentas que solemos acumular mensualmente, cuando decidí tomarme un descanso. Puse la silla más "guay" frente al escritorio y prendí la computadora para ver quién es que andaba a mano para deshilar banalidades, cuando un fantasma hizo su aparición después de casi siete años de ausencia: La Fantasmita.

Así tan estióca como suelo ser- dícen los que me conocen- me quedé fría (podríamos llamarlo inconclusa) cuando vi sus letritas en pantalla, y una serie de pasados empolvados me vinieron a alterar el paso doble. Particularmente porque, siendo lo más concienzudamente honesta, muchas noches soñé aleatoriamente un encuentro en el que no sabría cómo reaccionar. Pero bien, déjenme explicar por donde es que la madeja se comienza a deshilar.


La Fantasmita es una amistad perdida que, gracias a mi radicalismo Kantiano, mandé a buscar un nuevo color. Las historias fueron muchas y detallarlas por acá, merece capítulo aparte. Capítulo que prepararé cuando las cosas enfrien un poco en el ánimo. Con la fantasmita anduve prácticamente durante mucho tiempo como siamesa irremediablemente fusionada, y sea por eso que las cosas comenzaron a herir sensibilidades cuando la naturaleza competitiva y egoísta de los humanos comenzó a manifestarse.

Nueva York, San Francisco. Fuimos españolas (Mary Pili y Mary Jose) y hasta entrevistamos juntas a los Tap Dogs, yo claro está, como vil agregada cultural. Intercambiamos cumpleaños, algunos mocos, un par de desacuerdos y nos hicimos compañía. También el día que mi corazón se fragemtó en pedazos tan pequeños como para intentar pegarlos (mi querido Inquisitivo, y por cierto recién estrenado papá), ella estuvo silente, presente; mientras toda la parafernalia de las rupturas me invadía de un dolor agudo, tan fuerte como para hacerme inmune. Sucede siempre las primeras veces que estamos desprevenidos, blancos...

En una conversación tan impersonal como lo es el messenger, me planteó algunas cosas en las que aún sigo pensando, sea por el orden y porque, aunque las hormonas de los embarazos hágan milagros (si, La Fantasmita tiene cuatro meses de embarazo), me queda claro que las personas cambian parcialmente (parafrasenado a La Taradot: después vienes a ser la bitch normal de siempre ).

  1. Está en Europa
  2. Está embarazada
  3. Vive con su partner
  4. Se casa el 12 de mayo. Estoy invitada a la recepción en Londres.
  5. Por cierto, me quiere mucho y estaba muy nerviosa de encontrarme de nuevo,
  6. Y sintió "mariposas" en el estómago... Nótese que es cita textual.


Mi lado Flanders me dice "relax", mi lado Sun Tzu me dice "aaaaiii". Intercambiamos teléfonos pero hasta ahora no me he mentalizado para escucharle y hasta ahora, supongo ella tampoco...

La vida es para aprender, esto es , dejar de masticar y finalmente tragar el bocado, aunque sepa a aceite de hígado de tiburon... Ugggh.






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