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Mostrando las entradas de agosto, 2006

Natascha.

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Hay cosas que hasta la fecha no puedo creer. Son ese tipo de noticias que se quedan circundando la mente y que no nos abandonan pese a nuestro deseo por ocuparnos de algo más. Eso, es exactamente lo que me sucedió hace ya casi una semana. Todos los noticieros se dieron afán al transmitir la escapatoria de Natascha... Natascha era una niña de diez años. Digo era, porque ahora tiene ya 18. Un día, en el camino al colegio, fue raptada por un alguien que la subió en una Van blanca y súbito, Natascha se esfumó. Eso sucedió en 1998, tiempo en el que yo me encontraba todavía en mi país, teniendo unos desquites monumentales de carácter neurótico con el entonces hombre en turno, el "Pastelero 007". Tenía también, unas secuelas atroces -que no han desaparecido del todo- producto de un secuestro que me tocó experimentar cuando intentaba recoger a uno de mis mejores amigos (Gon's) en el aeropuerto. Cuando vivía todo eso, Natascha era subida en una Van y arrancada de su madre y su hi

En las cajas del olvido.

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Bueno, he estado ausente un par de días. No he podido escribir algo. Primero porque he estado muy ocupada y segundo porque también me he sentido un poco enferma. Nada grave, pero con malestares que me han tendido en la más desastrosa inapetencia, y la cual me permite hacer lo que considero "Absolutamente necesario". Me tomé una tercia de días libres y ya en casa, comenzé a ordenar algunas cosas que había aplazado desde la mudanza. Cajas de cartón que francamente olvidé qué tenían dentro porque buenamente no rotulé con más información que la de mi nombre... Me hize un té y abrí las cajas. Con lo que me topé fue con mis libros, cuadernos y demás bagajes académicos, los cuales no veía desde -creánlo- comenzé a trabajar. Encontré en una carpeta negra, todos mis escritos, más bien, todos mis intentos literarios desde que las letras me tomaron como aprendiz, y ya entrando a otros estados de conciencia, por el sólo hecho de verme a mí misma pero en otro tiempo y con otros pens

Experimentos de vil laboratorio.

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Tengo entre manos un experimento -producto de releer un libro que me gusta mucho- que trata de acotar un día en unas pocas frases. No creo estar francamente muy elocuente para lograr un aforismo, pero al menos sí para dejar un poco en reposo la vacuidad de los días que diariamente "vivimos" por mero fenómeno "de pertenencia". Un tiempo atrás, invadida por los pendientes de esta vida que no espera, comezé a escribir en mi agenda (sí, todavía escribo en agenda y me gusta más que las PDA's, es más, tengo inclinaciones recurrentes por cualquier tipo de libreta) una nota breve de lo que más me impresionó durante el día. De ese intento primero, surgió tiempo despues al leer lo escrito, una revelación con resultados relativamente contundentes: No era necesaria la famosa descripción de los días con sus aburridísmas horas de habito, sino, una frase incisiva que me dejaba francamente en cueros... Ahora, no sé que tan leal puedo ser a mi imágen, o más bien, que tan cáus

De los peligros ocultos del talco

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Creo que en eso no soy tan diferente; es decir, supongo que todo el mundo ha pasado por el trance de usar talco. Comienza cuando se es un bebé y nuestras mamás se ocupan de mantener nuestras partes nobles de lo más cuidadas... que un poquitín por allá por eso de las húmedades incontrolables. De ello claro está podemos desglosar todo el tiempo de húmedades que se propone una anticipadamente atenuar. Húmedades impacientes, incipientes, tropicales, en fin, la imaginación es libre. A mí eso de los talcos, supongo, se me dá como fijación “mujeril” desde que recuerdo a mi abuela y sus ritualismos españoles, poniéndose simpre a tono porque “ella es una señora, una doña” (¿?). Recuerdo una polvera ultra femenina de Lanvin que guardaba en su cajón (con todo y aplicador supra sexy, ahora que lo pienso) y sus intentos por demás férreos de hacer de mí una “señorita educada”. Las cosas –presupongo- no pudieron salir más a destono, puesto que simpre fuí una niña que jamás se interesó por juegos “tí

Las mieles del "profit".

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Encender el radio, leer el diario. Encontrarse en búsqueda perpetua por internet, siempre redefiniéndome de frente con el escenario mundial. Cualquiera que se precie de tener una mínima conciencia política -o al menos global- encontrará la lluvia de noticias tremendamente frustrante y se topará abruptamente con un panorama negro, decorazonante. Ver todo este desajuste nacional, refiriéndome al lugar donde nací, guiado por los odios ciegos y la codicia palpitante de un tipo que quiere pese a todo llegar a la presidencia, aunque con ello se pase por la región más transparente sus propias consignas de legalidad y manipule las necesidades por siempre inconclusas de sus adeptos. Encontrarse sin censura imágenes sangrientas de las zonas de guerra, cuando se sabe que históricamente aquella región estaba predestinada para la discordia, y no puede hacerse maldita la cosa. La guerra es tan cruda. Líbano e Israel, curiosamente la única manera de leerles junto... cuando se les menciona en plena c