Natascha.
Natascha era una niña de diez años. Digo era, porque ahora tiene ya 18. Un día, en el camino al colegio, fue raptada por un alguien que la subió en una Van blanca y súbito, Natascha se esfumó. Eso sucedió en 1998, tiempo en el que yo me encontraba todavía en mi país, teniendo unos desquites monumentales de carácter neurótico con el entonces hombre en turno, el "Pastelero 007". Tenía también, unas secuelas atroces -que no han desaparecido del todo- producto de un secuestro que me tocó experimentar cuando intentaba recoger a uno de mis mejores amigos (Gon's) en el aeropuerto. Cuando vivía todo eso, Natascha era subida en una Van y arrancada de su madre y su historia futura de un tajo, mientras la mía, pese a todos sus bemoles, se encaminaba férreamente en apegarse a la vida.
Pero en esta historia oscura y mórbida, hay algo que me llamó mucho la atención. Natascha se tomó el tiempo de redactar una carta a la prensa, que fué leída por su psicólogo. Al comenzar la lectura, mi asombro simplementé se develó: Natascha es cultísima. Su lenguaje es selecto, conciso... Esto claro está, no pasó desapercibido por nadie y ella, siempre anónima por medio de comunicados, relató que su captor se preocupó por darle literatura, clases. Su contacto con el mundo era la televisión pero, él no la dejaba más que ver lo que él consideraba apto para ella. Natascha incluso fue más lejos y escribió: "...No siento que me hayan robado nada, quizá ahora estaría rodeada de jóvenes incultos, inmersa en las fiestas y en las drogas, y sintiendome vacía..."
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