Interesting Drug


Ya tengo algún tiempo por acá. Ya me acerco al famoso siete, el cabalístico que siempre me ha traído toda suerte de intensidades. Justamente hoy pensaba que comienzo a ser lo que se llama un hybrido "medio alemán". Claro, habrá que hacerle honores al hecho de que los alemanes (sin afán bélico, que conste) son un pueblo bastante difícil de comprender... quizá es como decía Goethe, que "los alemanes saben indicar que es lo que está mal, pero no como ayudar".
Bueno, como sea, los contrastes siempre me son seductores. Hace un par de días, para ser más precisa el domingo, tuve la peregrina idea de tomarme una pastilla para el dolor, toda esta rumba porque venían esos días horrorosos que las mujeres vivimos mensualmente y me sentía como sparring pugilístico. Total, el hecho es que también tengo una muy leal predilección por el vino (no, tampoco me quedo pegada a la jarra, nota aclaratoria para los moralistas), y ya entrando en descripciones más alegóricas, no concibo un plato hecho especialmente para mí por "Sastre" sin su consabida copita de rosso.
Y fué aquí donde comenzó la manzanilla (como me encanta el slang de la abuela), porque nunca se me ocurrió leer en el paquetito lo que la alquimia de los dos podría obrar en mi cuerpo. Súbito comenzé a ver manchas de todos colores (juro que es la primera vez que entendí cabalmente a Hendrix) y... bien, censurando lo gory de mi plática con la cerámica del wc, tuve unas secuelas apocalítpicas el lunes, ya se sabe, primer día de la semana en la que una se apresta para no llegar tarde y... la estructura social que le llaman.
Ya entrada la tarde del lunes, en el que toda mi reserva de energía estaba vacía, me propuse no dejar que nada me distrajera de mi objetivo que era, alivianar mi pobrísimo estado con una ducha y enfundarme en la cama con mi pijama de dejatedeboludecesquierodormir (que usar la sexy podría verse como invitación y nada de ganas), cuando sonó el teléfono y me dieron la noticia más inesperada y gris: Mi papá se había caído y se había fracturado una pierna... Para los que no saben, el papá es cosecha aparte. Creo que es la única persona que me da una vitalidad sin fronteras. Puedo afirmar que de muchas personalidades que conozco -muchas-, pocas tienen lo que es, entrar en una habitación y alumbrar con su sola presencia el espacio (vaya, y no que Elektra no entra en el ranking psicológico). Mi papá es una de ellas, además de ser guapetón y social. Nunca he escuchado que alguien le haya negado algo: Simplemente funciona así. Pues bien, le llamé por teléfono en cuanto colgué con mi hermano y, me contestó todo molido y tirado en la cama, pero anímicamente siempre con un buen par de cojones ante la vida. De repente, sin ánimo de ocultarlo, se me salieron los mocos por la historia de cómo el accidente, pero después, dejé los lloriqueos para realmente encabronarme: ¡Mira que dejar una coladera abierta los hijos de la gran puta! ...

Comentarios

Anónimo dijo…
Se nota que tabas enojada, me gusta esto de enterarme de tu vida aunque sea por este tan helado medio.

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