Algunas razones para no decir "Hores" en lugar de "Horse"


Vaya pues hoy he vivido un gran papelón. Resulta que hace algún tiempo conocí a "Sikke", que ahora es mi amigo y buen escucha en esos momentos de confidencia coloquial ultra-light. "Sikke" es sueco y vive en Estocolmo, es de esos tipos grandotes y bonachones, aunque él se aferre en presentarse como lo contrario. Sí, también es rubio y jugador de Hockey. Algunas veces coincidimos por este medio de "acompañamiento virtual", cuando estamos en nuestras más febriles actividades. Nunca tuve en claro qué es lo que puede detonar las más insospechadas intimidades, hasta claro está, el día de hoy.


La ventanita del messenger comienza a parpadear. Ya sé sabe, los holas, y los quetalteva se diparan como cuetes en carnaval. Cabe aclarar que "Sikke" no habla español, y yo con el sueco estoy de lo más alienada, por lo que hacemos uso del puentecillo ese que es el inglés. "Sikke" tiene un caballo, y nuestras platicas a menudo son sobre los equinos (especialmente porque yendo con el cliché, tuve el sueño de niña, de tener un caballo).
Ya entrando en eso de las confesiones, tengo -pienso- una especie de dislexia cuando hago uso del teclado, y siempre termino por intercambiar letras sin realmente darme cuenta de ello, sino releyendo (catorcemilquinientas veces, es asunto de mi cerebro) hasta dar con el lado inverso de las letras.

La plática entonces giró hacia el tema de su próxima visita, ya que "Sikke" estará en Berlín para el partido de Suecia, y que buenamente estába en ánimo festivo y de jolgorio, por lo que nos invitó a echar grititos de hincha sueco a mediados de junio (ése es el pretexto para las celebraciones que eficientemente, no necesitan ningún pretexto).

Muy contenta yo por toda la trastienda que habíamos preparado para ese día (no es noticia que a mi la fiesta me seduce), comenzé a reclamar esa famosa equidad que se tiene cuando se hace de anfitrión para que él hiciera lo propio en Estocolmo, quizá en agosto, y como invariablemente tengo esa estupidísma costumbre de la condesendencia, le hize saber que no queríamos atascarle la agenda a chaleco, a lo que él reciprocamente contestó que no, que faltaba más (¿no es verdad que la diplomacia a veces, apesta?) y yo, con ese ping-pong de buenez, le pregunto:


-Hey "Sikke" but we would'n like to bug you over there, I mean, you have your pals, your work and, what about your hores?


Silencio sepulcral -debo decir inusual- e interminable. Al otro lado del teclado, me preguntaba ¿que coño había dicho para que ese silencio se hiciera tan largo? ("Sikke" es incapaz de dejar a alguien esperando) Comenzé a dare "scroll" a la pantalla para ver que pex, hasta que dí... ¡joder con la dislexia!, ¡¡¡si yo lo que quería era preguntarle por el cuaco!!!... y en ese momento, "Sikke" me soltó toda la lista de puticlubs en Estocolmo y en Berlín, porque parece, ya se había informado.

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