Los pies que marchan.


Inevitable es reflexionar acerca del descontento global que burbujea por el mundo. Marchas interminables que solucionan maldita la cosa pero que existen, como un recordatorio tenaz de que las cosas no andan nada bien: Somos muchos y hay tan poco...


Pero hay una marcha, que ha mantenido mi interés, más allá de los camboyanos pidiendo mejores condiciones de trabajo, de los médicos alemanes pidiendo mucho más dinero por sus gélidos servicios, de los otros alemanes exigiendo arios puros y su contraparte connacional mandándolos a la boca del infierno. Esto, lo atribuyo quizá al lazo histórico que todos, inalterablemente, compartimos: La marcha de inmigrantes en los Estados Unidos.


Este movimiento que en su mayoría fue de mexicanos y latinoamericanos (seguidos por polacos, rusos, chinos, coreanos, irlandeses) me lleva de la mano a lo que Mao solía decir acerca de los chinos y su obediente adiestramiento:
"...Si todos los chinos dieran una patada al unísono, el otro lado del mundo temblaría..."


Claro, ya sabemos que el sentido figurativo de Mao se refería a la concienzuda matanza de la individualidad y su consecuente resonancia en los intereses norteamericanos por la vía bélica, pero no puedo evadir la comparación: Unidad, adiestramiento.


Si Santa Anna tuvo la coloquial idea de vender parte del territorio que le correspondía a Méjico y luego Tejas, de anexarse a los "gringows", los mexicanos tuvieron -producto de las condiciones tan poco amables de trabajo- tiempo después, la de integrarse al sueño americano, y como marabunta, repoblar y "hacer suyo" lo que otrora lo era... Ya se sabe que lo que escribo es una mera interpretación de la realidad, pues es cuestionable afirmar que todos los mexicanos se pondrían de acuerdo para, a través de generaciones, reconquistar la patria perdida.


Pero entonces, ¿es que ese nacionalismo que se abre paso con mariachis y banderas del águila es también una especie de adiestramiento heróico? Es decir, que si se piensa más detenidamente, y resumiendo la manipulación de la historia nacional, ¿es el intrincado concepto de mexicanidad lo que se exacerba?


Como sea, me dá la impresión de que los norteamericanos realmente se han puesto a reflexionar acerca de lo que un día sin inmigrantes significa. Baste tomar el periódico y leer la "sutilidad" con la que su presidente se ha puesto a opinar, esto, tomando en cuenta su torpe capacidad retórica y su ínfimo mecanismo cerebral.

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